Muchas veces tenemos problemas explicando lo que hacemos, pues la problemática es poco conocida fuera de la industria agrícola. Es por esto que nos interesa publicar sobre las distintas plagas que atacamos, para que se conozcan las oportunidades y beneficios que aporta nuestra tecnología a la industria. La primera especie que presentamos, entró hace pocos años a nuestro país y ha sido prioridad para el Servicio Agrícola y Ganadero dependiente del Ministerio de Agricultura.
También llamada “Polilla del racimo de la vid” la lobesia botrana es una plaga de origen europeo que presenta diferentes estadios de desarrollo: huevo, larva, pupa y adulto, los cuales presentan características morfológicas específicas, los huevos son amarillentos y aplanados y se distribuyen de forma aislada sobre los frutos, la larva es de color verde con cabeza color pardo, las pupas son de unos 5 mm y están protegidas por un capullo sedoso de color blanco, los adultos tienen unos 12 mm de envergadura y presentan alas de color marrón con diversos tonos claros y oscuros.
La especie pasa el invierno como pupa en la corteza de los árboles y emerge como adulto durante la primavera de manera escalonada, encontrándose la primera generación en la corola de las flores, la segunda y tercera generación ovipone en los frutos.
Lobesia botrana es capaz de desarrollarse en más de 20 especies de origen mediterráneo entre frutales, hortalizas, plantas ornamentales y malezas, como olivo, kiwi, clavel, guindo, ciruelo, granado, zarzaparrilla, peral, romero, cebolla, frambuesas, entre otros. A comienzos del siglo XX esta plaga presentó una gran especialización en la vid, siendo en la actualidad el hospedero primario dada la abundancia de viñedos en su zona de origen, ya que, la posibilidad de que las hembras encuentren un huésped adecuado es un factor crítico para el buen desarrollo.
Las larvas de esta especie son el estadio que causa los mayores daños en la agricultura, estas se alimentan de flores y racimos, provocando pérdidas de flores o una pudrición y deshidratación de las bayas, lo que disminuye los rendimientos y la rentabilidad del cultivo generando pérdidas prácticamente totales para parronales caseros sin control y aumento de los costos de producción para efectos de mitigación establecidas por los mercados de destino.